El Tribunal Especial para Kosovo (TEK) ha condenado este viernes a 26 años de cárcel al exguerrillero kosovar Salí Mustafá tras declararle culpable de tres cargos de crímenes de guerra, el primer veredicto que alcanza la corte sobre una acusación de este calibre desde su creación en 2017.
Concretamente, el Tribunal ha condenado a Mustafá, antiguo comandante de la unidad guerrillera BIA del Ejército de Liberación de Kosovo (ELK), de los crímenes de asesinato, tortura y detención arbitraria cometidos en la base del grupo en la localidad kosovar de Zllash durante el mes de abril de 1999, dos meses antes del final de la guerra que involucró, durante 15 meses, al ELK contra las fuerzas de la entonces República Federal de Yugoslavia (Serbia y Montenegro).
Las conclusiones publicadas por el tribunal en su página web describen a Mustafá como el «comandante único y absoluto» de esta organización y le involucra en el asesinato de al menos dos personas detenidas en esta base bajo sospecha de espionaje en el marco de una «purga» del ELK contra presuntos infiltrados dentro de la organización, y que acabaron sucumbiendo a las torturas de sus milicias.
«Los detenidos fueron acusados de espionaje, colaboracionismo con Serbia o traición, y fueron encerrados en condiciones degradantes, sin agua, comida ni acceso suficiente a atención médica», que dejaron a sus víctimas con «heridas físicas o psicológicas que les durarán toda la vida».
Mustafá, conocido como el «comandante Cali», interrogó y maltrató personalmente a dos de los detenidos, y llegó incluso a orquestar una «ejecución simulada» contra uno de ellos para terminar de aterrorizarle. Finalmente, dos de las víctimas, según el Tribunal, acabaron por sucumbir a las torturas infligidas por la BIA y presentaban incluso «heridas de bala identificables en su cuerpo».
El exguerrillero ha sido absuelto del crimen de guerra de «tratamiento cruel de prisioneros» (al entender la Fiscalía que este delito quedaba «plenamente comprendido» en el cargo de tortura por el que finalmente ha sido condenado) y se tendrá en cuenta el tiempo cumplido entre rejas desde su arresto en septiembre de 2020.
El fiscal Alex Whiting ha aplaudido el veredicto contra Mustafá como un mensaje de justicia hacia las víctimas y elogiado la valentía de los testigos y de los supervivientes, teniendo en cuenta las amenazas permanentes sobre ellos, de ahí la creación del Tribunal y el establecimiento de su sede en La Haya.
«La sentencia de hoy representa una victoria para la justicia y, en particular, para las víctimas de Salí Mustafá y sus familias, todos albanokosovares, cuyas tragedias personales han sido el centro de este caso, y que han sufrido más de dos décadas a causa de las acciones de Mustafa», ha declarado Whiting.