Las autoridades norcoreanas han hecho saltar nuevamente todas las alarmas: con el lanzamiento de más de una veintena de misiles balísticos y la realización de un centenar de disparos de artillería, Pyongyang ha vulnerado abiertamente este miércoles la línea de demarcación en el mar de Japón en unas acciones que apuntan a un nuevo ensayo nuclear de cara a las próximas semanas.
El Ejército de Corea del Sur ha alertado de que se han detectado otros seis lanzamientos de misiles tanto hacia el mar del Este como hacia el mar Amarillo, entre los que se encuentran varios proyectiles tierra-aire.
Estos lanzamientos, que se suman a otros tres realizados previamente y que incluyen 17 misiles, han sido llevados a cabo en tan solo diez horas y suponen una violación del acuerdo militar alcanzado entre las dos Coreas y una vulneración de la línea de demarcación marítima en disputa en el mar Amarillo.
Cuatro de los misiles han sido lanzados desde las zonas de Jeongju y Pihyeon Gun, en la provincia de Pyongan, en el norte del país, según informaciones de la agencia de noticias Yonhap.
Posteriormente, Pyongyang ha disparado otros tres misiles desde Wonsan, que se han visto seguidos de otros diez misiles tierra-aire lanzados desde Nakwon, en Jeongpyeong, lo que ha llevado a las autoridades surcoreanas a autorizar el lanzamiento de tres misiles balísticos hacia el mar de Japón con el objetivo de disuadir a las fuerzas norcoreanas.
Seúl ha condenado inmediatamente el aumento de la tensión, especialmente después de que uno de estos misiles cayera a tan solo 60 kilómetros de su costa. Así, ha acusado a Pyongyang de violar los pactos militares y ha ordenado al Ejército permanecer altera.
Los militares consideran las últimas acciones norcoreanas como una «clara provocación, lanzada cerca de aguas territoriales surcoreanas al sur de la línea de demarcación marítima», algo que pone en tela de juicio «la estabilidad y la paz en la península de Corea».
Es por ello que las Fuerzas Armadas han asegurado que «mantendrán una postura de prevención para responder cuando sea necesario y garantizar la seguridad del pueblo surcoreano ante cualquier tipo de provocación mientras se analiza la cooperación con Estados Unidos» y otros aliados.
En este sentido, Seúl ha lamentado que le acuerdo militar intercoreano haya resultado ser «inútil» dado que los lanzamientos de ambas partes han incluido el cruce de misiles sobre la línea de delimitación establecida. El pacto suspendía por completo cualquier acción hostil entre ambos países en un intento por evitar «enfrentamientos militares accidentales».
El presidente de Corea del Sur, Yoon Seok Yeol, no ha tardado en convocar una reunión de emergencia del Consejo Nacional de Seguridad y ha pedido una respuesta «contundente» ante cualquier «intento significativo de invasión del territorio».
Por su parte, el primer ministro japonés, Fumio Kishida, ha confirmado que el país ya ha presentado una nota de protesta ante la Embajada norcoreana en Pekín y ha recalcado que Pyongyang está actuando a un «ritmo sin precedentes», algo «inaceptable».
Kim Jong Un ha insistido en reiteradas ocasiones en que el programa balístico norcoreano se enmarca en la legítima autodefensa y la idea de «estar listos para movilizarse en toda su capacidad» en caso de ataque externo.
El líder norcoreano sigue acusando a Estados Unidos de tratar de «demonizar a Corea del Norte» para justificar sus políticas e insiste en que las medidas tomadas por Washington contra el país son puramente «ilegales y hostiles».
Kim sostiene que la actitud del país norteamericano empuja a Corea del Norte, víctima de acciones «peligrosas» que la colocan en un lugar comprometido, a un paso del conflicto bélico, si bien las autoridades estadounidenses insisten en que se trata de un «pretexto» para «nuevas provocaciones», según el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price.
Las políticas impulsadas por Yoon, que aboga por afianzar la alianza con Estados Unidos y dan un nuevo significado al llamado ‘Kill Chain’, el sistema de Seúl pensado para «arrasar» Corea del Norte en cuestión de minutos si fuera necesario, han provocado un aumento de la tensión.
El plan incluye un sistema de defensa aérea para acabar con los misiles balísticos del enemigo, un protocolo a gran escala para atacar Pyongyang y una serie de ataques decisivos que supondrían la muerte de los principales dirigentes del país, incluido Kim Jong Un. No obstante, la idea radica principalmente en evitar siquiera el lanzamiento de los misiles en cuestión desde el lado norcoreano.
Muchos consideran que Corea del Norte se está preparando para llevar a cabo su séptimo ensayo nuclear desde que celebrara el último en septiembre de 2017.