Los representantes de la ortodoxia en el seno del Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE), conocidos como ‘halcones’, finalmente accedieron en la reunión del pasado mes de diciembre a que la subida de los tipos de interés se moderase a 50 puntos básicos en vez de los 75 de las dos reuniones anteriores a cambio de que la entidad endureciese su mensaje sobre el rumbo de su política monetaria.
Según revela la reseña de la reunión celebrada en Fráncfort entre los días 14 y 15 del pasado mes de diciembre, «un gran número de miembros» expresaron inicialmente su preferencia por aumentar los tipos de interés en 75 puntos básicos ante la perspectiva de que la inflación se mantuviera demasiado alta durante demasiado tiempo.
De este modo, estos consejeros defendieron que el empeoramiento de las perspectivas de inflación «requería un aumento de la tasa mayor que el descontado por los mercados», ya que no superar las expectativas del mercado podría considerarse como una confirmación del sentimiento del mercado sobre la futura trayectoria de la política monetaria y dar lugar a que la curva de rendimientos no se desplazase hacia arriba en la medida necesaria para que la inflación vuelva al objetivo.
«Se sostuvo que un aumento de 75 puntos básicos hablaría por sí solo», desvela el documento, ya que una subida inferior podría enviar «un mensaje equivocado» y correría el riesgo de ser percibida como incompatible con el objetivo de inflación del 2% a medio plazo, lo que reforzaría la percepción de una asimetría en la función de reacción del Consejo de Gobierno.
Sin embargo, algunos ‘halcones’ expresaron su voluntad de acordar una subida de 50 puntos básicos si la mayoría del Consejo apoyaba la propuesta presentada por Philip Lane, economista jefe del BCE, con una comunicación reforzada sobre las intenciones del Consejo de Gobierno y el mensaje mejorado de que continuaría subiendo las tasas significativamente a un ritmo sostenido. «En cierto modo, esto se consideró equivalente a aumentar las tasas en 75 puntos básicos», indica la reseña.
De este modo, tal y como acordó el Consejo de Gobierno, la presidenta del BCE, Christine Lagarde, se aseguró de trasladar en la rueda de prensa posterior un tono mucho más duro de cara a las próximas reuniones del BCE al asegurar que, en función de los datos disponibles, debería esperarse que la entidad suba los tipos «a un ritmo de 50 puntos básicos durante un período de tiempo».
La tasa de inflación de la eurozona despidió 2022 en el 9,2%, lo que implica una bajada de nueve décimas frente al 10,1% de noviembre, registrando así su segundo alivio consecutivo, después de haber escalado a máximos históricos en octubre, cuando alcanzó el 10,6%.
El Consejo de Gobierno del BCE tiene previsto reunirse el próximo 2 de febrero en Fráncfort para discutir la política monetaria de la zona euro, cuando se prevé que decida una subida de medio punto porcentual de los tipos, que eleve al 3% la tasa de referencia para las operaciones de refinanciación y al 2,50% la de depósito.
En este sentido, Lagarde ha asegurado hoy en Davos que la inflación en la zona euro sigue siendo demasiado alta por lo que el BCE mantendrá estable el rumbo con el fin de evitar el desanclaje de las expectativas inflacionistas.
«Tenemos cifras muy elevadas (de inflación). Miramos todos los componentes de la inflación, desde la general a la subyacente, y cualquier modo que se mire la inflación es demasiado alta», ha asegurado la francesa en referencia al nivel récord de la inflación subyacente y de otros componentes del índice.
«Nuestra determinación en el BCE es devolverla al 2% de manera oportuna y tomando todas las medidas y por eso ya hemos subido los tipos 250 puntos básicos y mantendremos el rumbo», ha advertido.
Fuente: (EUROPA PRESS)