El empleado de Prosegur Celso Castor González, que viajaba en el tren Alvia accidentado en julio de 2013 en Angrois (Santiago) como personal de seguridad, ha señalado que el interventor «podía haber esperado» para llamar por teléfono al maquinista para interesarse por la entrada en la estación de Pontedeume, donde se bajaría una familia en torno a una hora después.
Así lo ha señalado en su declaración, de algo más de media hora, en la quinta jornada del juicio por el siniestro en el que murieron 80 personas y 145 resultaron heridas.
González ha respondido a preguntas del fiscal que «por desgracia» continúa en el mismo trabajo, después de la tragedia vivida, antes de advertir de que aquel día, previamente a llegar a la curva de A Grandeira, en el viaducto, notó «que la velocidad era más que la normal».
En un servicio con «mucha gente», en la víspera del Día de Galicia, este empleado ha afirmado que sabía que el tren «estaba llegando» a la capital gallega, entre otras cuestiones, porque «el tren va anunciando las estaciones» y algunos viajeros ya se encontraban de pie para recoger sus maletas.
«Creo que me acuerdo que según estaba hablando por teléfono (el interventor, junto a él, con el maquinista) se estaba anunciando (la proximidad de la estación santiaguesa). Justo en la llamada, en el transcurso de la llamada», ha precisado. «Cuando anuncia la llamada es más o menos en el viaducto, en ese tramo. Próxima estación, Santiago de Compostela», ha dicho de forma gráfica.
Este trabajador y el interventor de Renfe estaban «pegados», según ha apuntado el primero, para quien «la conversación» con el maquinista no versaba sobre «nada importante» y por eso «no le importaba que estuviera a su lado». Así, ha incidido en que estaba haciendo una llamada que él «podía escuchar perfectamente».
En ese punto, el representante del Ministerio Público le ha preguntado si no le pareció «normal» esta llamada, a lo que ha respondido: «Está dentro del trabajo del interventor, pero podía haber esperado a Santiago o A Coruña, que lo iba a ver».
«NO COLGARON»
En contra de lo que indicó el propio afectado, este empleado ha apuntado que cree «que la llamada no se acabó», que maquinista e interventor «no colgaron el teléfono».
«Hubo un momento en el que no hablaba el maquinista y creo que tiró con el teléfono y frenó. Se notó el frenazo», ha comentado, para a continuación agregar que «no se despidieron».
En su opinión, además, el interventor no debió de guardar el teléfono en el bolsillo. «No creo que lo guardara en el bolsillo porque ya fue el accidente. Pero lo desconozco», ha reconocido.
«ERA BASTANTE PELIGROSO»
A cuestiones de las partes sobre si conocía la curva de A Grandeira, en la que se produjo el descarrilamiento, ha dicho que sí. En este punto, se ha referido a «corrillos de gente», en alusión a maquinistas, en que «siempre comentan» este tipo de situaciones.
«Y si sabes escuchar, pues escuchas», ha evidenciado, en referencia a que en estos corrillos «se comentaba de la curva» de Angrois. «En corrillos que están entre ellos, hablaban de que era bastante peligroso», ha precisado.
Por otra parte, ha negado haber acordado con el interventor no revelar la llamada telefónica mantenida entre este y el maquinista, y ha asegurado que lo que le ocurrió fue que «a raíz del accidente» tuvo «un lapsus». «No es que se me olvidara, es que ni se me pasó por la cabeza. Fue en días posteriores que dije, joder, esto seguramente que fue importante; y entonces lo comenté a mis superiores», ha resaltado.