La duración media de los contratos de trabajo fue de 45 días en el tercer trimestre de este año, la cifra más baja desde el tercer trimestre de 2006 y un 15,1% inferior a la registrada en el verano de 2021, según el ‘Observatorio Trimestral del Mercado de Trabajo’ elaborado por el centro de estudios de Adecco y el Instituto Cuatrecasas de Estrategia Legal en Recursos Humanos.
De acuerdo con este informe, el 33,5% de los contratos realizados en septiembre tenían una duración de un mes o inferior al mes, lo que supone casi 7,8 puntos menos que en agosto, mientras que el 19,3% presentaba una duración de una semana o menos, 2,6 puntos por debajo del mes anterior.
El estudio, que maneja datos del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE), la Seguridad Social y la Encuesta de Población Activa (EPA), destaca que en octubre se realizaron 1.447.035 contratos iniciales, un 7% menos que en septiembre y un 20,7% menos que en octubre de 2021.
De esta cantidad, 826.804 eran contratos temporales, (-6,6% intermensual y -51,2% interanual) y 620.231, indefinidos (-7,7% intermensual; +373,4% interanual). La reducción de la contratación inicial afectó especialmente a los hombres (-7,6% intermensual; -22,5% interanual).
La ratio de contratación/afiliación del mes de octubre se situó en el 26,1% para los fijos discontinuos, frente al 6,6% para los indefinidos a tiempo parcial y el 2,5% para los indefinidos a tiempo completo. En el tercer trimestre, el estudio destaca que la ratio para fijos discontinuos se disparó hasta el 73,6%, cifra muy superior a la del mismo periodo del año anterior (16,7%) y la más alta desde el tercer trimestre de 2009.
Javier Blasco, director de The Adecco Group Institute, considera que ha llegado el momento de «redefinir la calidad del empleo, el empleo digno y el concepto de precariedad a la luz de las nuevas reglas de juego».
«La carrera por el empleo y el ciclo de vida de las personas trabajadoras deberán pasar por la flexibilidad, la formación continua, la digitalización, el compromiso con las organizaciones y el propósito personal, así como con el balance entre la vida personal y profesional. Si seguimos demonizando el tiempo parcial, los contratos de duración determinada, la polivalencia, la flexibilidad en el tiempo y lugar de trabajo, el emprendimiento y el trabajo autónomo, dejaremos la tarta del mercado de trabajo en su mínima expresión. Y para eso hace falta revitalizar el contrato social», ha añadido.
Por su parte, Guillermo Tena, director del Instituto Cuatrecasas, señala que la flexibilidad necesaria para hacer frente a los desafíos del mercado laboral «debe de dejar de ser para las personas una espada de Damocles, sinónimo de precariedad, inestabilidad e incertidumbre, para convertirse en lo contrario: un elemento de seguridad y de progreso en la medida en que una mayor capacidad de adaptación de las personas redunde en una mayor estabilidad en la empresa».
Tena ha advertido además de que uno de los mayores problemas a los que se enfrentan las empresas es el de encontrar un perfil acorde a sus necesidades dado el desajuste real entre la oferta y la demanda.
En este sentido, ha subrayado que la evolución digital provoca que el ciclo de vida de los perfiles profesionales asociados a las nuevas tecnologías sea cada vez más corto, por lo que surgen nuevas necesidades de perfiles en muchas empresas, la mayoría de los cuales eran inexistentes hace años.