Los obispos españoles elegirán el miércoles 23 de noviembre al nuevo secretario general de la Conferencia Episcopal Española (CEE), que sustituirá al obispo Luis Argüello, que lleva ejerciendo este cargo desde noviembre de 2018 y que ha presentado su renuncia tras ser nombrado, el pasado mes de junio, arzobispo de Valladolid.
El nuevo secretario general será elegido por la Asamblea Plenaria, en la que serán 78 obispos electores: tres cardenales (Antonio Cañizares como administrador apostólico de Valencia); 14 arzobispos, 47 obispos diocesanos y 11 auxiliares, además de los administradores diocesanos de Ávila, Menorca y Girona. Por su parte, el obispo electo de San Sebastián, Fernando Prado, y el obispo auxiliar electo de Getafe, José María Avendaño, no tendrán derecho a voto por no ser miembros de pleno derecho de la CEE hasta su ordenación.
El proceso de elección comenzará el martes 22 de noviembre con una reunión ‘ad hoc’ de la Comisión Permanente. A esta reunión, los prelados podrán llevar sus candidaturas a secretario general, siempre que estén avaladas por diez obispos y, a esta lista, la Comisión Permanente podrá añadir sus candidatos.
Ningún candidato puede ser presentado sin su consentimiento porque no se puede imponer un cargo en la Iglesia, según han informado desde la CEE. Además, si es un laico o un sacerdote, deberá contar con la aprobación del obispo de su diócesis.
La votación tendrá lugar durante la mañana del miércoles 23 de noviembre, en el marco de la Asamblea Plenaria, y para la elección se necesita mayoría absoluta (la mitad más uno) de los presentes en la sala en el momento de la votación, que es secreta y se realizará de manera digital, un procedimiento que ya se utilizó por primera vez en marzo de 2020 para la elección del presidente de la CEE.
Si después de dos votaciones, ningún candidato obtiene la mayoría necesaria, se procederá a una tercera votación entre los dos candidatos más votados. Si en esta votación hubiera un triple empate, se votaría entre los dos de mayor edad y si se empata entre estos dos, se utilizaría el mismo criterio para desempatar.
Si el elegido como secretario general no estuviera en la Sala de la Plenaria, el presidente de la Conferencia Episcopal, el cardenal arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, será el encargado de comunicar la elección al interesado, que tendrá que aceptar el cargo.
En los Estatutos no se recogen unos requisitos específicos para ser elegido secretario general de la CEE, por lo que podría ser nombrado no solo un sacerdote o un obispo sino también un laico y una mujer, aunque estos últimos dos casos no tendrían precedentes.
Además, aunque uno de los cometidos del secretario general es informar a la opinión pública de los asuntos relativos a la Conferencia Episcopal Española, el elegido podría, si quisiera, deslindar el cargo de secretario general de la portavocía y elegir otro portavoz de la CEE. De ocurrir esto, no sería la primera vez pues ya sucedió en 1982 cuando fue elegido Fernando Sebastián como secretario general y nombró a Joaquín Luis Ortega como portavoz.