El hombre acusado de lanzar pirotecnia al helicóptero de los Mossos d’Esquadra durante una manifestación en Barcelona contra la sentencia del 1-O ha declarado en el juicio: «En ningún caso fui con una intención específica de hacer daño a ningún policía».
«Es una pirotecnia comercial que uso con mi hijo de seis años. Aquí han habido muchas mentiras», ha dicho en su último turno de palabra en el juicio que ha acabado este martes en la Audiencia de Barcelona.
La defensa del hombre ha insistido en que no es pirotecnia peligrosa, sino que emite luz pero no se caracteriza por una gran detonación, y que estalló a una distancia considerable del helicóptero.
Durante su interrogatorio, el hombre ha detallado que lanzó tres cohetes en total y que, entre el primero y el segundo, el helicóptero se acercó más a la zona donde estaba.
«El cohete lo lanzo verticalmente, no lo dirigía a ningún punto. De hecho, con este cohete, si apuntas a un radio de cinco metros es muy difícil fallar», y ha asegurado que no sabía que era el helicóptero de los Mossos, a pesar de que estuviera logotipado, porque ya era de noche y creyó que podría ser de un medio de comunicación.
PILOTO En la sesión de juicio de este martes también ha declarado como testigo el piloto del helicóptero, que ha contado que oyeron la detonación del cohete a entre 5 y 10 metros de ellos, y que entonces volaban a unos 300 pies de altura –91 metros–, algo por encima de los edificios.
Ha explicado que volaban tan bajo para dispersar a los manifestantes y así ayudar a los antidisturbios que en el suelo trataban de desmontar una barricada que había en la confluencia de Gran Vía y la calle Bruch.
El piloto ha contado que durante la jornada oyó varios cohetes de pirotecnia pero que solo uno les hizo desestabilizarse y les obligó a cambiar el vuelo.
HASTA NUEVE AÑOS Y MEDIO La fiscal, que ha reprochado al acusado dar una «versión inverosímil de los hechos», pide condenarlo a nueve años y medio de prisión por los presuntos delitos de desórdenes públicos, atentado y lesiones leves al supuestamente resistirse cuando un mosso le intentó detener.
Por su parte, la acusación particular de la Generalitat reclama una condena de dos años por atentado y lesiones leves, y ha destacado que «lanzar cohetes al helicóptero lleva implícito un riesgo que se tiene que evitar».