La justicia francesa ha confirmado este lunes el rechazo a la solicitud del principal sindicato francés, la Confederación General de Trabajadores (CGT), para protestar cerca de la antigua cárcel de Montluc, en Lyon, este lunes, donde estaba prevista la presencia del presidente francés, Emmanuel Macron.
La visita de Macron a Lyon es para celebrar la victoria contra el nazismo en la Segunda Guerra Mundial viajando precisamente a la tierra de la Resistencia, la insurrección civil que combatió el dominio nazi sobre Francia. Sin embargo, la prefectura de Ródano había emitido una orden que prohibía las manifestaciones y concentraciones en la zona cercana a la antigua prisión.
Las filiales regionales de los principales sindicatos recurrieron en los tribunales y la CGT se sumó el domingo para intentar impulsar una nueva protesta contra el incremento de la edad de jubilación. Un tribunal administrativo se ha pronunciado el lunes para confirmar la prohibición, a lo que los sindicatos han respondido convocando la protesta fuera del perímetro de seguridad.
Macron ha homenajeado en particular a Jean Moulin, director del Consejo Nacional de la Resistencia a pocos días del aniversario de su detención por parte de la Gestapo nazi. Después fue torturado y asesinado.
El actual mandatario galo ha destacado la defensa de una república ’’necesaria, vital y justa’’ por parte de Moulin. ’’Nos dicen que la República no es por definición ni mala ni nefasta. Es necesaria, vital y justa. Vivimos en un país en el que no se puede separar la idea de República de la idea de progreso’’, ha afirmado.
MANIFESTACIÓN EN PARÍS La prohibición contrasta con la autorización de una concentración de más de 500 personas celebrada el pasado sábado en París y convocada por el Comité 9 de Mayo, una organización de extrema derecha que rinde homenaje cada año a Sébastien Deyzieu, militante fallecido el 9 de mayo de 1994 durante una manifestación de extrema derecha tras caer desde varios pisos de altura cuando huía de la Policía.
La prefectura ha subrayado que la marcha ’’no tenía por qué prohibirse’’ y ha defendido que no se podía prohibir esta ’’marcha silenciosa’’.
’’En la medida en que esta manifestación no había causado ninguna perturbación del orden público en años anteriores, el prefecto de Policía no tenía motivos para dictar una orden de prohibición contra ella’’, ha explicado.
La solicitud de la manifestación estaba también totalmente en regla y fue presentada el 7 de marzo de 2023, ha señalado la prefectura. ’’Una manifestación sólo puede prohibirse si existe un riesgo probado de perturbación del orden público’’, ha argumentado.
Muchos de los asistentes iban ataviados con ropa negra y pasamontañas y ondeaban banderas con una Cruz Celta, uno de los símbolos utilizados recurrentemente por grupos neonazis y fascistas. También han estado presentes varias personas consideradas próximas a la líder ultraderechista Marine Le Pen como Axel Loustau o Olivier Duguet.
Diversas voces de la izquierda y de la mayoría presidencial han criticado la manifestación. ’’El único cambio es la complicidad tácita de la que goza por parte de quienes han decidido enfrentarse prioritariamente a la izquierda’’, se ha lamentado el líder del Partido Socialista Francés, Olivier Faure, en su cuenta en Twitter.
El diputado de La Francia Insumisa Paul Vannier se ha lamentado de que ’’en la Macronía las caceroladas son un no (pero) las manifestaciones neonazis son un sí’’.
’’En la Francia de 2023, el ruido de las botas asusta menos que el de las cacerolas. Vergonzoso. Jean Moulin debe estar revolviéndose en su tumba’’, ha declarado el ecologista y exdiputado macronista Aurélien Taché.
Fuente: (EUROPA PRESS)