Las autoridades interinas de la región etíope de Tigray (norte) han elevado a 270 el número de muertos a causa del hambre durante los últimos tres meses, en medio de las denuncias sobre el desvío de ayuda humanitaria entregada por organismos internacionales para hacer frente a la crisis en esta zona del país, ahondada por la guerra entre 2020 y 2022 entre el Ejército y el Frente Popular para la Liberación de Tigray (TPLF).
Teklay Gebremedhin, administrador interino de la Zona Noroeste de la región, ha indicado que alrededor de cien personas han muerto en campamentos de desplazados internos en Adi Daeron, Asgede, Endabaguna, Shiraro y Shire, mientras que el resto son residentes en aldeas de la zona.
’’Las cosas están empeorando. La gente muere cada día’’, ha manifestado Teklay, que ha recalcado en declaraciones concedidas al diario etíope ’Addis Standard’ que miles de personas recientemente llegadas al campamento de Endabaguna necesitan ayuda alimentaria de forma urgente.
Asimismo, otras 15 personas, entre ellas dos niños, han muerto en hambre en los distritos de Hauzen e Irob, en la Zona Oriental de Tigray, tal y como ha confirmado Shushay Meresa, administradora interina en la zona. ’’Los residentes locales y especialmente los desplazados están en malas condiciones. Están pidiendo limosna con sus hijos, es descorazonador’’, ha explicado.
Por su parte, Gebrehiwot Gebregzabher, de la Comisión de Gestión de Riesgos y Desastres de Tigray, ha recalcado que ’’el hambre y las muertes a causa de ella están empeorando debido a la suspensión de la entrega humanitaria’’, antes de incidir en que las autoridades ’’trabajan duro’’ para concluir ’’cuanto antes’’ las investigaciones sobre el desvío de esta ayuda.
Durante la semana pasada se registraron diversas protestas en las que participaron decenas de miles de desplazados para reclamar a las organizaciones no gubernamentales y al Gobierno central que trabajen para retomar la entrega de ayuda y faciliten el retorno a sus hogares a los que tuvieron que huir de ellos a cusa de la guerra.
El jefe de la administración interina recientemente creada en Tigray, Getachew Reda, aseguró a principios de mayo que hay una investigación en marcha para esclarecer las denuncias sobre robo de ayuda humanitaria, después de que Estados Unidos y Naciones Unidas paralizaran la distribución por supuestos desvíos.
Esta nueva administración, dependiente del Gobierno etíope pero con ciertas competencias de autonomía, tiene como principal objetivo la consolidación de rutas de suministros para facilitar la llegada de ayuda humanitaria a los afectados por los combates, que habrían dejado entre 100.000 y 600.000 muertos, según estimaciones extraoficiales de responsables etíopes y de la Unión Africana, respectivamente.
El conflicto en Tigray estalló en noviembre de 2020 tras un ataque del TPLF contra la principal base del Ejército etíope, situada en Mekelle, tras lo que el primer ministro etíope, Abiy Ahmed, ordenó una ofensiva contra el grupo tras meses de tensiones a nivel político y administrativo, incluida la negativa del TPLF a la hora de reconocer un aplazamiento electoral y su decisión de celebrar comicios regionales al margen de Adís Abeba.
Fuente: (EUROPA PRESS)