Un único compuesto farmacológico ataca simultáneamente el cáncer de próstata difícil de tratar en varios frentes, según un nuevo estudio en ratones y células humanas de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington en San Luis (Estados Unidos).
De acuerdo con sus hallazgos, publicados en la revista científica ‘Nature Communications’, el fármaco desencadena el ataque de las células inmunitarias, ayuda a éstas a penetrar en el tumor y reduce la capacidad de éste para quemar testosterona como combustible. El fármaco podría ofrecer una nueva y prometedora estrategia para tratar a los pacientes cuyos tumores no responden a la terapia estándar.
El cáncer de próstata es conocido por desarrollar con el tiempo una resistencia a los tratamientos estándar que bloquean o reducen la testosterona, que impulsa el crecimiento de estos tumores.
Y, al igual que muchos tumores sólidos, el cáncer de próstata también se ha mostrado obstinadamente resistente a las nuevas inmunoterapias, que pretenden frenar las células T del sistema inmunitario para que luchen contra los invasores cancerosos. Las inmunoterapias (más comúnmente, los inhibidores del punto de control inmunitario) pueden ser extremadamente eficaces, pero sólo en ciertos tipos de cáncer, como el melanoma.
«Necesitamos desarrollar mejores terapias para los pacientes con cáncer de próstata, porque la mayoría de estos tumores desarrollan resistencia a las terapias basadas en hormonas en las que los médicos confían para tratar estos cánceres. La inmunoterapia es el tipo de terapia más nuevo y prometedor para el cáncer en este momento, pero aun así, los inhibidores de puntos de control inmunitarios no han logrado hacer mucho contra la mayoría de los tumores sólidos, incluido el cáncer de próstata. Este estudio fue sorprendente porque descubrimos que este fármaco activa las células T contra el cáncer de una forma novedosa, y además aumenta la capacidad de las células T para penetrar en el tumor. Esto podría conducir a una estrategia más eficaz para los pacientes cuyos cánceres son difíciles de tratar», ha afirmado el autor principal del trabajo, Nupam P. Mahajan.
El fármaco, llamado (R)-9b, es una pequeña molécula que bloquea un oncogén, un gen que impulsa el cáncer. Los investigadores atribuyeron inicialmente el éxito del fármaco en los estudios con ratones a su capacidad para reducir o eliminar los receptores de andrógenos en las células del cáncer de próstata.
Estos receptores se unen a la testosterona y utilizan la hormona para impulsar el crecimiento del tumor. La capacidad del fármaco para eliminar el receptor de andrógenos difiere de los fármacos estándar que reducen la cantidad de testosterona en el organismo y de otros fármacos que bloquean la función del receptor de andrógenos como regulador de la transcripción.
Pero como el nuevo fármaco era tan eficaz, Mahajan y sus colegas sospecharon que ocurría algo más. El fármaco bloquea un gen llamado ACK1. Los investigadores desarrollaron una cepa de ratones que carecían totalmente de este gen para estudiar qué ocurre cuando falta.
Al principio, los investigadores estaban desconcertados por estos ratones. Los ratones a los que les falta un gen completo suelen tener problemas evidentes. Pero estos ratones parecían estar bien. Y cuando los investigadores buscaron el crecimiento de tumores, encontraron muy poco. Era difícil modelar el cáncer en estos animales.
«En la mayoría de estos ratones, cuando introdujimos células cancerosas como solemos hacer, no había rastro de un tumor. En los pocos que sí desarrollaron tumores, éstos eran pequeños en comparación con los de los ratones de tipo salvaje. Este fue el primer indicio de que algo importante ocurría en los ratones que carecían de este gen. Descubrimos que eran capaces de montar una respuesta inmune robusta contra las células cancerosas», ha destacado Mahajan.
Cuando se implantaron ratones con este gen con tumores de próstata humanos y se les administró el fármaco que bloquea este gen, tuvo el mismo efecto: frenar el sistema inmunitario y producir mayores niveles de ciertos tipos de células T conocidas por atacar el cáncer. El fármaco también aumentó las moléculas de señalización que permiten a las células T penetrar en el tumor y eliminar las células cancerosas con mayor eficacia. Los tumores de estos ratones tratados con (R)-9b eran mucho más pequeños que los de los ratones de los grupos de control.
Dado el éxito del fármaco en cuanto a la penetración en el tumor, los investigadores investigaron si la adición de inhibidores de puntos de control inmunitarios al tratamiento con el fármaco sería aún más eficaz, frenando las células T en más de un sentido al mismo tiempo, pero no hubo tal mejora.
«Sorprendentemente, descubrimos que el inhibidor del punto de control inmunitario está activando ACK1, la misma vía que estamos cerrando con este compuesto farmacológico. Es posible que los inhibidores del punto de control inmunitario no funcionen bien en estos tumores porque están activando ACK1, que suprime la respuesta inmunitaria. Al igual que el cáncer de próstata, la activación de la vía ACK1 también podría ser empleada por otros cánceres que no responden a los inhibidores de puntos de control. Sin embargo, estos cánceres podrían responder a (R)-9b, por lo que nos gustaría investigar este fármaco también en otros tumores sólidos», ha finalizado Mahajan.