Un informe realizado por la Organización de Naciones Unidas (ONU) con motivo del Día Mundial del Sida ha revelado que las desigualdades «están obstaculizando el fin del sida».
«Si se mantienen las tendencias actuales, el mundo no alcanzará los objetivos globales acordados sobre el sida. Pero el nuevo informe muestra que una acción urgente para abordar las desigualdades puede encaminar la respuesta al sida», ha resaltado ONUSIDA a través de un comunicado.
El informe muestra cómo, en primer lugar, las desigualdades de género y las normas de género perjudiciales están frenando el fin de la pandemia de sida.
«El mundo no podrá derrotar al sida mientras se refuerce el patriarcado. Tenemos que abordar las desigualdades cruzadas a las que se enfrentan las mujeres. En las zonas con una alta carga de VIH, las mujeres sometidas a la violencia de pareja se enfrentan a una probabilidad hasta un 50 por ciento mayor de adquirir el VIH. En 33 países, entre 2015 y 2021, solo el 41 por ciento de las mujeres casadas de entre 15 y 24 años podían tomar sus propias decisiones sobre salud sexual. La única hoja de ruta eficaz para acabar con el sida, alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible y garantizar la salud, los derechos y la prosperidad compartida, es una hoja de ruta feminista. Las organizaciones y los movimientos por los derechos de las mujeres ya están en primera línea realizando esta audaz labor. Los líderes deben apoyarlos y aprender de ellos», ha comentado la directora ejecutiva de ONUSIDA, Winnie Byanyima.
Los efectos de las desigualdades de género en el riesgo de VIH de las mujeres son especialmente pronunciados en el África subsahariana, donde las mujeres representaron el 63 por ciento de las nuevas infecciones por VIH en 2021.
Las adolescentes y las mujeres jóvenes (de 15 a 24 años) tienen tres veces más probabilidades de contraer el VIH que los adolescentes y los hombres jóvenes del mismo grupo de edad en el África subsahariana. «El factor determinante es el poder», según ONUSIDA.
Por otra parte, denuncian que las masculinidades nocivas disuaden a los hombres de buscar atención médica. Mientras que el 80 por ciento de las mujeres que viven con el VIH accedían al tratamiento en 2021, sólo el 70 por ciento de los hombres lo hacían. «Aumentar la programación transformadora de género en muchas partes del mundo es clave para detener la pandemia. Avanzar en la igualdad de género beneficiará a todos», insiste el organismo de la ONU.
Igualmente, el informe muestra que la respuesta al sida se ve frenada por las desigualdades en el acceso al tratamiento entre adultos y niños. Mientras que más de tres cuartas partes de los adultos que viven con el VIH reciben terapia antirretrovírica, poco más de la mitad de los niños que viven con el VIH reciben este medicamento que salva vidas.
Esto ha tenido consecuencias mortales. En 2021, los niños representaban sólo el 4 por ciento de todas las personas que viven con el VIH, pero el 15 por ciento de todas las muertes relacionadas con el sida. «Cerrar la brecha de tratamiento para los niños salvará vidas», esgrimen.
De la misma forma, ONUSIDA argumenta que la discriminación, la estigmatización y la criminalización de las poblaciones clave «están costando vidas e impidiendo que el mundo alcance los objetivos acordados en materia de sida».
Un nuevo análisis muestra que no se ha producido un descenso significativo de las nuevas infecciones entre los hombres homosexuales y otros hombres que tienen relaciones sexuales con hombres, tanto en las regiones de África occidental y central como en las de África oriental y meridional.
En todo el mundo, más de 68 países siguen penalizando las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo. Otro análisis destacado en el informe descubrió que los hombres homosexuales y otros hombres que tienen relaciones sexuales con hombres que viven en los países africanos con las leyes más represivas tienen más de tres veces menos probabilidades de conocer su estado serológico respecto a sus homólogos que viven en los países con las leyes menos represivas, donde el progreso es mucho más rápido.
«Los profesionales del sexo que viven en países donde el trabajo sexual está penalizado tienen 7 veces más posibilidades de vivir con el VIH que en los países donde el trabajo sexual es legal o está parcialmente legalizado», apuntan al respecto.
«Sabemos lo que hay que hacer para acabar con las desigualdades. Garantizar que todas nuestras niñas estén en la escuela, seguras y fuertes. Abordar la violencia de género. Apoyar a las organizaciones de mujeres. Promover las masculinidades sanas para sustituir los comportamientos nocivos que agravan los riesgos para todos. Garantizar que los servicios para los niños que viven con el VIH lleguen a ellos y satisfagan sus necesidades, cerrando la brecha del tratamiento para que acabemos con el sida en los niños para siempre. Despenalizar a las personas que mantienen relaciones homosexuales, a los profesionales del sexo y a los consumidores de drogas, e invertir en servicios dirigidos por la comunidad que permitan su inclusión: esto ayudará a derribar las barreras que impiden el acceso a los servicios y la atención a millones de personas», ha remachado Byanyima.