El Gobierno de Mozambique ha afirmado que los grupos yihadistas «no cuentan con bases permanentes» en la provincia de Cabo Delgado (norte), epicentro desde 2017 de un repunte de los ataques por parte de grupos terroristas, entre ellos Estado Islámico en África Central (ISCA).
«Podemos decir que no hay bases permanentes de terroristas», ha dicho el ministro de Defensa mozambiqueño, Cristovao Chume, antes de indicar que los yihadistas se dividen en pequeños grupos que han perdido sus posiciones a causa de las operaciones de las fuerzas de seguridad.
Las palabras de Chume han tenido lugar después de que dos personas murieran el lunes en un ataque perpetrado por presuntos yihadistas en Balama, en el sur de Cabo Delgado, según el portal mozambiqueño de noticias Carta de Mozambique. Las dos víctimas fueron decapitadas en la aldea de Marica.
Según estas informaciones, los hombres fueron secuestrados junto a sus esposas cuando se encontraban trabajando en un campo de cultivo. Las dos mujeres fueron liberadas posteriormente y denunciaron ante las autoridades que sus maridos habían sido decapitados por los atacantes.
El jefe de la Policía de Mozambique, Bernardino Rafael, pidió a finales de septiembre a la población de Cabo Delgado que «resista» ante los ataques yihadistas con «cuchillos» o «machetes», ante el repunte de la inseguridad en esta zona del país africano.
Las autoridades mozambiqueñas han destacado durante los últimos meses una mejora de la situación de seguridad en la zona debido a las operaciones conjuntas con las fuerzas especiales de Ruanda y las tropas desplegadas por la Comunidad de Desarrollo de África Austral (SADC).
Cabo Delgado es escenario desde octubre de 2017 de ataques obra de milicianos islamistas conocidos como Al Shabaab, sin relación con el grupo homónimo que opera en Somalia y que mantiene lazos con Al Qaeda. Desde mediados de 2019 han sido reivindicados en su mayoría por ISCA, que ha recrudecido sus acciones desde marzo de 2020.