El vicepresidente de la Comisión Europea responsable de Migración, Margaritis Schinas, ha instado este miércoles a los gobiernos europeos a desbloquear la reforma del Pacto de Migración y Asilo de la UE que se negocia desde hace dos años para poder hacer frente al incremento de las llegadas irregulares por rutas como la del Mediterráneo central o la de los Balcanes, evitar las muertes en alta mar y rebajar la tensión entre los propios socios.
«Es irónico, tenemos todo lo que necesitamos en la punta de los dedos pero fuera de nuestro alcance. Es como tener un paracaídas y elegir saltar del avión sin él», ha advertido Schinas en un debate sobre la situación migratoria en el pleno del Parlamento Europeo que se celebra en Estrasburgo (Francia), a sólo dos días de que los ministros de Interior de la UE se reúnan de manera extraordinaria en Bruselas.
De este modo, el vicepresidente comunitario ha recordado que se han cumplido ya dos años desde que presentara junto a la comisaria de Interior, Ylva Johansson, una propuesta de reforma de la política migratoria y de asilo de la UE que busca establecer un equilibrio entre la solidaridad y la responsabilidad de los países de la UE.
El pacto plantea medidas vinculantes, incluido un mecanismo para el reparto entre socios de la acogida de los refugiados que permitirá a los gobiernos que no quieran asumir su cuota contribuir financieramente, así como un refuerzo del control de la frontera exterior de la UE y un impulso a la cooperación con los países de origen y tránsito de las rutas irregulares para frenar las salidas y agilizar las deportaciones.
En este contexto, Schinas ha advertido a las capitales de que la Unión Europea «no necesita reinventar nada» porque cuenta con los instrumentos necesarios para responder con soluciones europeas a las dificultades de los Estados miembro para gestionar la presión migratoria.
Mientras se busca el acuerdo para la reforma de fondo, ha dicho Schinas, los países deben también hacer «pleno uso» de instrumentos que ya tiene sobre la mesa, por ejemplo el mecanismo voluntario de reubicación que más de una decena de países –entre ellos España– respaldaron el pasado junio.
Esta plataforma fue diseñada con el compromiso de trasladar a miles de migrantes llegados en primer lugar a países en primera línea como Italia o Malta a otros países del bloque pero, en la práctica, apenas ha servido para la reubicación de un centenar de personas.
Sin embargo, la Comisión Europea ve en este instrumento una de las herramientas clave para hacer frente a crisis inmediatas como la situación en el Mediterráneo central, en donde embarcaciones de ONG cumplen tareas de salvamento rescatando a migrantes en alta mar pero luego se enfrentan a la negativa de países como Italia de permitirles desembarcar pese a ser el puerto seguro más próximo.
Tras el último pulso entre Roma y París, al rechazar el Gobierno de la ultraderechista Giorgia Meloni permitir arribar a puerto al buque de la ONG SOS Mediterranée con más de 200 migrantes rescatados y obligarles a redirigirse hacia suelto galo, el Gobierno de Emmanuel Macron rompió con el compromiso de acoger a unos 3.000 personas en el marco de la plataforma europea voluntaria.
PLAN DE ACCIÓN Entretanto, Schinas y Johansson llevarán este viernes a la reunión extraordinaria de ministros europeos un plan de acción con una veintena de medidas, incluido reactivar la plataforma voluntaria de reubicación que, a ojos de Bruselas, puede servir de «puente» hacia el mecanismo permanente que existe en el marco del Pacto de Migración y Asilo.
Junto al reparto voluntario, el plan de Bruselas se apoya sobre otros dos pilares: mejorar la coordinación en materia de salvamento entre Estados miembro y con actores tercero como ONG o agencias europeas y relanzar la cooperación con países terceros y organizaciones internacionales para reforzar el control de las fronteras en los puntos de salida de los migrantes y agilizar los retornos.
En este punto, el Ejecutivo comunitario llama la atención sobre el hecho de que la mayoría de personas llegadas por la ruta del Mediterráneo central proceden de Egipto, Túnez y Bangladesh aunque llegan desde Libia, por lo que la UE los considera migrantes económicos sin derecho a protección internacional.
Por ello, Bruselas aboga por dar más medios a las autoridades de Libia y Túnez para frenar las salidas y luchar contra las mafias y buscar acuerdos con los países de origen para asegurar deportaciones rápidas y seguras de sus nacionales.
«La historia no se repite a menudo, debemos aprender de las lecciones del pasado», ha pedido Schinas recordando la crisis migratoria de 2015 y apuntando a la urgencia de acordar soluciones en la reunión ministerial, sin olvidar la «necesidad» de contar con «decisiones vinculantes a largo plazo».
«Las medidas y debates de urgencia son útiles pero no suficientes», ha insistido Schinas, antes de reclamar «soluciones permanentes» y subrayar que la UE las tiene «en la punta de los dedos». «Podemos hacerlo y debemos hacerlo», ha remachado.