El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), un trastorno mental que afecta a millones de niños y a menudo continúa en la edad adulta, es un factor que predispone al desarrollo de conductas adictivas comportamentales, según ha expuesto el jefe del Servicio de Psiquiatría del Adulto en el Hospital General Universitario Gregorio Marañón, el doctor Francisco Ferre Navarrete.
Así se ha pronunciado el experto en el marco del 24º Congreso de Patología Dual, organizado por la Sociedad Española de Patología Dual (SEPD), la Fundación Patología Dual y la World Association on Dual Disorders (WADD). «En las adicciones comportamentales, la patología dual es la norma, y dichas adicciones se asocian especialmente con la depresión, la ansiedad, el trastorno obsesivo compulsivo y el TDAH», explica.
«En el caso del TDAH, es especialmente importante la asociación con el juego patológico y con la adicción a los videojuegos. Hasta un 39 por ciento de los adictos a videojuegos son diagnosticados de TDAH», ha afirmado el doctor Ferre Navarrete, que ha añadido que los pacientes con TDAH también son más vulnerables a caer en la adicción de las apuestas ‘on line’ y a las redes sociales, así como a sustancias como la nicotina, el alcohol, el cannabis o la cocaína.
Al respecto, el vocal de adicciones comportamentales de la Sociedad Española de Patología Dual ha explicado que las investigaciones realizadas sobre esta relación muestran varios rasgos psicológicos y biológicos que motivarían la patología dual de TDAH y adicciones comportamentales. Entre ellos, destacan la impulsividad, la necesidad de estímulos y recompensas, la disfunción en el sistema de activación y refuerzo y una baja activación del lóbulo frontal del cerebro.
«Sin embargo, no toda la evidencia empírica sostiene estos factores de forma determinante, aunque sí existe una prevalencia del factor de impulsividad en la literatura que conecta esta comorbilidad, por lo que se requiere mucha más investigación en esta línea», ha argumentado Ferre, que ha señalado que es «evidente» que el deficiente control de impulsos típico del TDAH «favorece la automedicación, base del consumo abusivo de psicotrópicos, la dependencia y otras patologías relacionadas con el juego patológico».
Asimismo, el doctor Ferre ha querido destacar durante su intervención que sufrir TDAH es un factor de riesgo evolutivo para el que lo padece y también para su entorno. «De la presencia de la triada nuclear del TDAH, déficit de atención, hiperactividad e impulsividad, se condiciona un peor uso de las capacidades cognitivas y repercusiones en el comportamiento. De esta manera, tener un TDAH aumenta el riesgo de problemas de aprendizaje y de trastornos de la conducta e incrementa en un 30 por ciento las probabilidades de sufrir cuadros de ansiedad o depresivos», ha argumentado.
LA IMPORTANCIA DEL DIAGNÓSTICO TEMPRANO Hoy en día, el infradiagnóstico del TDAH sigue constituyendo «un problema de gran magnitud», según el doctor Francisco Ferre, que explica que se debe a que, en ciertos ámbitos profesionales, todavía se considera «exagerada» la importancia que muchos expertos en salud mental dan a la detección del TDAH.
«Es necesario el reconocimiento del TDAH de una forma más amplia en los ámbitos sanitario, educativo, laboral, judicial y público, particularmente con niños con síntomas predominantemente de falta de atención y más generalmente con el objeto de aumentar la concienciación de que el TDAH persiste en muchos casos en la edad adulta», expresa el psiquiatra. «Con frecuencia, el TDAH se asocia exclusivamente a la hiperactividad infantil, sin prestarse suficiente atención a la falta de atención, las limitaciones cognitivas y el desequilibrio emocional. Para mucha gente con TDAH, el reconocimiento y la comprensión del trastorno pueden ayudar a aliviar parte de su carga y la de la sociedad», subraya.
En ese mismo sentido, el experto ha recalcado que un diagnóstico temprano facilitaría que los pacientes tengan menos probabilidades de tener fracaso escolar y desadaptación social y familiar y, por tanto, un menor riesgo de acercarse a las adicciones, especialmente a las sustancias de abuso. «Ese diagnóstico precoz no evitaría, sin embargo, el acercamiento de los pacientes a las tecnologías de la comunicación y la información, lo que hace necesaria la educación en el seno familiar en un uso racional de las nuevas tecnologías. No hay que prohibirlas, pero sí limitarlas a un uso proporcionado», concluye.