El Ministerio de Defensa de Ucrania ha cifrado en al menos 7.000 los ciudadanos desaparecidos en todo el territorio nacional en el marco de la guerra, iniciada hace ya más de ocho meses por orden del presidente ruso, Vladimir Putin.
Bien es cierto que esta cifra no se puede considerar como exacta, pues en condiciones de guerra «es imposible determinar ciertos números», ha reconocido en rueda de prensa la viceministra de Defensa ucraniana, Anna Malyar.
«Los comandantes, que deben proporcionar todos los datos sobre muertos y desparecidos, participan activamente en operaciones de combate. Y esta información, en primer lugar, a veces se transmite tarde y, en segundo lugar, a veces es físicamente imposible de determinar con precisión», ha señalado.
Por otro lado, el Centro Nacional de Resistencia –organismo gubernamental impulsado por Kiev en marzo tras la invasión rusa– ha elevado a 10.000 la cifra de menores ucranianos deportados por la fuerza a territorio ruso.
«Son llevados para su ‘rehabilitación’ a campamentos infantiles en Rusia, después de lo cual no son devueltos a sus padres. Esta situación es necesaria para que el Kremlin obligue a los padres a abandonar sus hogares en busca de sus hijos», reza un informe del mencionado organismo.
Así pues, después de abandonar sus hogares, los padres de los menores no pueden regresar debido a la ley marcial impuesta por Rusia en aquellos territorios que recientemente se ha anexionado amparándose en el resultado de una serie de referéndums que la comunidad internacional tilda de ilegítimos.
Además, las autoridades ucranianas cuentan con indicios de que los menores deportados por la fuerza son enviados a regiones como Leningrado o Volgogrado, en la región occidental rusa, pero también a otros puntos más remotos de la geografía rusa, como Novosibirsk o Tiumén, en el centro del país.