La oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos ha denunciado este viernes que Yemen vuelve a ser escenario de hostilidades desde el final de la tregua entre el Gobierno yemení y la insurgencia huthi que han dejado víctimas mortales entre bombardeos y fuego de francotiradores, menos de un mes después de que terminara el pacto para el alto el fuego.
El portavoz del Alto Comisionado, Jeremy Laurence, se ha referido específicamente a tres bombardeos ocurridos en la última semana de octubre contra zonas controladas por el Gobierno yemení que costaron las vidas de un hombre y un menor, y dejó heridos a otros cuatro menores, dos de los cuales perdieron una de sus piernas.
La oficina de la ONU también ha verificado tres incidentes provocados por francotiradores de la insurgencia huthi que han dejado al menos cuatro heridos, entre ellos dos menores.
Por último, el portavoz ha recordado el ataque con aviones no tripulados lanzado por los rebeldes –que poco después reconocieron la autoría de la operación– contra el puerto petrolero de Dabba, en la gobernación de Hadramut, que «dejó a los civiles expuestos a un peligro grave e injustificado». El Gobierno yemení aseguró que el ataque acabó fracasando gracias a la intervención de su sistema de defensa aérea.
Laurence ha reiterado las palabras del Alto Comisionado, Volker Turk, quien ha pedido al Gobierno yemení y a los insurgentes que acuerden una prorroga de la tregua con vistas a la apertura de negociaciones para poner fin de una vez por todas a un conflicto que ha arrastrado durante siete años a uno de los países más pobres del mundo a la peor catástrofe humanitaria que está ocurriendo ahora mismo en el planeta.
La guerra en Yemen enfrenta al Gobierno reconocido internacionalmente y apoyado por una coalición internacional liderada por Arabia Saudí contra los huthis, respaldados por Irán. Los huthis controlan no solo la capital, Saná, sino también zonas del norte y el oeste del país.
El portavoz ha reconocido que la mera firma inicial del acuerdo el 2 de marzo ha repercutido beneficiosamente en la población a pesar de su finalización. Las víctimas verificadas tras la reanudación de las hostilidades distan de los niveles habituales antes de la firma del pacto, y el combustible ha vuelto a circular por el puerto estratégico de Hodeida.
No obstante, persiste la situación crítica en la ciudad suroccidental de Taiz, la tercera más grande del país, cuyos 600.000 habitantes llevan años rodeados por los rebeldes en lo que el portavoz ha descrito como un «asedio a todos los efectos». Las negociaciones efectuadas entre ambas partes durante la tregua para poner fin a esta crisis, recordó Laurence, fueron infructuosas.
Como suele ser habitual, el portavoz recordando a todas las partes en conflicto que «los ataques deliberados contra los civiles constituyen un crimen de guerra» y pide a las autoridades pertinentes que investiguen tales incidentes y lleven a sus responsables ante la justicia.