El Papa ha lamentado la muerte de personas migrantes mientras «se discute sobre su destino» en un momento de gran tensión diplomática entre Italia y Francia desencadenado por el rechazo de Roma al desembarco del barco humanitario Ocean Viking, de la ONG SOS Méditerranée, que ha derivado en la suspensión por parte del Gobierno galo del pacto europeo de redistribución de inmigrantes.
«Cuántos jóvenes de hoy se ven obligados a abandonar su patria en busca de una existencia digna; cuántos hombres, mujeres y niños se enfrentan a viajes inhumanos y a violencia de todo tipo en busca de un mañana mejor; cuántos siguen muriendo en las rutas de la desesperación, mientras se discute su destino o nos volvemos hacia el otro lado», ha denunciado el Pontífice al recibir en audiencia a los miembros de la Federación de Organizaciones Cristianas de Servicio Internacional y Organizaciones de Servicio Voluntario (FOCSIV) con motivo de su 50º aniversario.
El Papa ha lamentado así las «migraciones forzadas» de muchas personas que solo pueden huir para «escapar de las guerras, del hambre, de la persecución o del cambio climático». «El cambio climático es uno de los grandes males de esta época, que sólo podemos atajar de raíz garantizando el desarrollo real de cada país», ha señalado.
Según datos del Ministerio Interior de Italia, este año han llegado más de 88.000 personas a las costas italianas. Según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), desde el año 2014, más de 25.000 migrantes han perecido en el Mar Mediterráneo, entre ellos casi 20.200 en la zona central, la que conecta con Italia.