La infertilidad por factor masculino afecta al 40 por ciento de los casos de parejas que tienen dificultades a la hora de la fecundación, según datos aportados por la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO).
«La infertilidad masculina ha sido siempre la gran desconocida, un tema tabú, debido a que se asociaba erróneamente a cuestiones de virilidad y a la capacidad de eyacular, nunca con problemas de salud reproductiva. Por ello es importante poner el foco en el estudio de las causas de infertilidad masculina a la hora de abordar los problemas reproductivos, y no sólo en la mujer», ha dicho el cofundador y director médico de Ginemed, Pascual Sánchez.
Sin embargo, cuando se habla de las dificultades que encuentran las parejas a la hora de tener hijos, suelen relacionarse con el factor femenino, dejando de lado los problemas que encuentran los hombres a la hora de ser padres.
Según los estándares marcados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), entre el 30 y 50 por ciento de los hombres en edad fértil tiene un semen de baja calidad. Sin embargo, el experto ha detallado que muchos hombres que descubrían que tenían dificultades reproductivas preferían renunciar al sueño de ser padres antes que abordar el problema y buscar soluciones.
Este prejuicio ha ido desapareciendo a lo largo de los años, gracias a su desestigmatización y a las innovadoras técnicas de diagnóstico y tratamiento que tenemos en la actualidad. Se denomina infertilidad por factor masculino a aquellos casos en los que los espermatozoides son responsables, parcial o totalmente, del problema, y las causas pueden ser genéticas o adquiridas a lo largo de la vida.
Aparte de los problemas mecánicos para lograr una eyaculación, las causas de infertilidad masculina están directamente relacionadas con las características del semen y los espermatozoides que contiene. En este sentido, Pascual ha detallado que las alteraciones del esperma que sufren los hombres y que pueden deberse a diferentes motivos.
Uno de ellos es la azoospermia, que se caracteriza por la ausencia total de espermatozoides en el eyaculado. «En Ginemed, tras estudiar el caso, y recurriendo, si se precisa, a biopsias testiculares, más del 50 por ciento de los casos de azoospermia consiguen tener hijos con sus propios espermatozoides», ha afirmado el experto de Ginemed.
También se puede deber a la hipospermia, alteración que se da cuando las eyaculaciones son de escaso volumen, situándose por debajo de 1,5 mL; a la oligozoospermia, que afecta a los hombres con una baja producción de espermatozoides (menos a 15 millones/mL4); a la terazoospermia, cuando la gran mayoría de los espermatozoides presentan una anomalía morfológica que afecta a su capacidad para entrar en el óvulo y, por tanto, disminuye su capacidad reproductiva; o a la astenozoospermia, también muy común, y que sucede cuando existe una movilidad reducida de los espermatozoides que dificulta su llegada al aparato reproductor femenino.
Gracias a la normalización de los problemas de fertilidad masculina y a la labor de las clínicas de reproducción asistida, es posible detectar las anomalías del esperma y valorar el factor masculino para dar con el mejor tratamiento.
Las principales pruebas y estudios que se realizan en los hombres son el cariotipo, que se realiza en sangre periférica y tiene como misión comprobar la dotación cromosómica de las células del cuerpo; el seminograma, que consiste en un análisis de las características del semen y ofrece una información bastante precisa de cómo es la fertilidad natural del individuo; el test de fragmentación del ADN espermático, que informa de posibles daños en el ADN del espermatozoide que no pueden observarse en el seminograma normal; los cultivos de semen, que también se realizan de forma frecuente y nos informan sobre posibles infecciones; o las ecografías, que pueden estar mostrando lesiones o alteraciones, como son los varicoceles, y que pueden estar dañando la fertilidad.
Cuando hay alteraciones también puede ser necesario realizar análisis de sangre para valorar desajustes o enfermedades hormonales o endocrinológicas, ya que las hormonas regulan la actividad del testículo, por lo que sus alteraciones pueden ocasionar problemas de fertilidad. Para la obtención del semen normalmente se usa el eyaculado, que en Ginemed se realiza por un sistema de recogida en dos fracciones, utilizando los espermatozoides de la primera fracción para fertilizar los óvulos.
«Es un buen método para mejorar la selección de los espermatozoides que se utiliza para fecundar los óvulos, y esto se debe a que en la primera fracción de eyaculado se encuentran aquellos espermatozoides con mejores características para fecundar el óvulo», ha zanjado la embrióloga responsable de Andrología de Ginemed Sevilla, Mercedes González.