El Gobierno de Suiza ha anunciado este miércoles su adhesión al octavo paquete de sanciones de la Unión Europea contra Rusia, adoptando así una vez más medidas en respuesta a la guerra en Ucrania y desmarcándose de su histórica neutralidad.
Bruselas anunció una nueva ronda de sanciones a comienzos de octubre a las que, un mes y medio después, Berna se ha acogido, si bien ha modificado algunos anexos para, entre otros asuntos, sancionar por su cuenta a una treintena de personas y entidades.
Las medidas anunciadas por los Veintisiete apuntaban a la introducción de topes en los precios del petróleo ruso y productos derivados, así como restricciones sobre «otros productos de hierro y acero, bienes aeroespaciales y bienes de importancia económica para Rusia».
«Las medidas también incluyen la prohibición (…) de ocupar puestos en los directorios de determinadas empresas estatales rusas. Sin embargo, al hacerlo, Suiza garantiza que se preserve el acceso a la legislación suiza y que se garantice plenamente el estado de derecho», ha aclarado el Gobierno suizo en un comunicado.
El Consejo Federal suizo remarcó hace varios meses estar comprometido con ponerle fin a la crisis alimentaria y energética, con lo que ahora ha apostado por permitir la compra de ciertos fertilizantes, siempre que estos estén destinados a un tercer país.
Pese a que Suiza se ha caracterizado históricamente por mantener una posición neutral ante los conflictos internacionales, ha dejado de lado esta posición para aplicar sanciones contra Rusia como método de castigo por la invasión de su vecina Ucrania, iniciada hace ya nueve meses.