El expresidente del FC Barcelona Sandro Rosell ha abogado por abandonar el Ayuntamiento de Barcelona si finalmente opta por presentarse a la alcaldía de la capital catalana en las elecciones municipales de 2023 y no gana los comicios, si bien ha matizado que otros impulsores del proyecto sí que ven pertinente quedarse en la oposición.
«¿Yo por qué debo ir a perder el tiempo, a calentar una silla y a perder dinero de los contribuyentes?», ha reflexionado en una entrevista en La 2 y Ràdio 4 de este lunes recogida por Europa Press.
Ha explicado que le haría «mucha ilusión» ser candidato y lo ha condicionado a la aprobación de su familia, quienes ha dicho que por ahora son reticentes a ello y que ya han sufrido mucho durante su presidencia del Barça y su encarcelamiento.
La posible apuesta electoral de Rosell es una plataforma de profesionales expertos en la gestión de las áreas de la política municipal, sin relación con los partidos políticos tradicionales ni ideología, según él.
«No soy ni de derechas ni de izquierdas», ha defendido, ha recordado haber votado a Convergència, al PSC y en blanco, y ha aseverado que es independentista de corazón pero no de cabeza y que –textualmente– ahora no es el momento de plantear la independencia de Catalunya.
Rosell ha asegurado haber registrado la marca del proyecto político, que de materializarse llevará la palabra Barcelona en el nombre y financiarán sus propios impulsores, entre los que ha revelado que hay profesionales populares: «Nosotros no vamos a cobrar, vamos a pagar», ha sostenido.
Ha celebrado que las encuestas que la plataforma ha realizado «salen bien» y ha destacado que él ya es conocido por el público, lo que a su juicio ayuda muchísimo al proyecto al requerir menos tiempo para impulsarlo.
SEGURIDAD Y ‘SUPERMANZANA’ Preguntado por cuál es la principal problemática en la ciudad, ha señalado que es la seguridad y, si bien ha dicho sentirse seguro, ha opinado que «mucha gente de los últimos que han venido han tenido problemas de robos».
Ha calificado de controvertido el modelo ‘supermanzana’ de Barcelona impulsado por el actual gobierno municipal –ha valorado positivamente aumentar el arbolado y el espacio de paseo pero ha abogado por abordar antes la cuestión de la movilidad–, por lo que ha insistido en que debe estar liderado por los «mejores técnicos».