El componente bacteriano del microbioma –comunidad de microorganismos que también consta de virus, levaduras y hongos– es un importante indicador para la detección precoz, el diagnóstico y el pronóstico del cáncer de ovario, según un nuevo estudio del Centro de Medicina Individualizada de Mayo Clinic (Estados Unidos) publicado en ‘Scientific Reports’.
«Además, descubrimos un patrón claro que revela que las mujeres con cáncer de ovario en estadios tempranos tienen una acumulación significativamente mayor de microbios patógenos en comparación con las mujeres con la enfermedad en estadios más avanzados», afirma la doctora Abigail Asangba, investigadora del microbioma en el Centro de Medicina Individualizada. «En etapas posteriores, el número de microbios se desvanece. Esta fuerte señal podría ayudarnos potencialmente a diagnosticar antes a las mujeres y salvar vidas, de forma similar a como se utiliza una citología vaginal no invasiva para detectar el cáncer de cuello de útero», añade.
El estudio también sugiere que una mayor acumulación de microbios patógenos desempeña un papel en los resultados del tratamiento y podría ser un indicador potencial para predecir el pronóstico de un paciente y su respuesta a la terapia.
«Analizamos si los pacientes con resultados similares también tenían una composición microbiana parecida antes de empezar el tratamiento, independientemente del estadio, el grado o la histología del cáncer, así como de otros factores», afirma el doctor Asangba. «Y descubrimos que las pacientes con una mayor acumulación de microbios patógenos tenían peores resultados en comparación con las que no los tenían», añade.
El cáncer de ovario ocupa el quinto lugar en muertes por cáncer entre las mujeres y es la segunda neoplasia ginecológica más frecuente. Se calcula que en 2023 se diagnosticará cáncer de ovario a 20.000 mujeres en EE.UU. y que casi 13.000 morirán por esta enfermedad, según la Sociedad Americana del Cáncer. La mayoría de las mujeres afectadas suelen ser diagnosticadas en un estadio avanzado, ya que la enfermedad en estadio temprano suele ser asintomática. Además, solo el 20 por ciento de los casos están causados por mutaciones genéticas, incluidos los genes BRCA1 y BRCA2, mientras que el 80 por ciento restante no tiene causa conocida.
CENTRARSE EN LOS MICROBIOS PATÓGENOS Para el estudio, los investigadores analizaron muestras de 30 mujeres sometidas a una histerectomía por cáncer de ovario y las compararon con muestras de 34 mujeres sometidas a una histerectomía por una enfermedad benigna. Utilizaron la secuenciación de alto rendimiento para analizar las muestras, que se recuperaron del tracto reproductor inferior y superior, el líquido peritoneal, la orina y el microbioma anal.
En las mujeres con cáncer de ovario, el equipo observó una colonización de bacterias causantes de enfermedades, entre ellas ‘Dialister’, ‘Corynebacterium’, ‘Prevotella’ y ‘Peptoniphilus’.
«Se sabe que estos microbios están relacionados con otras enfermedades, incluidos otros tipos de cáncer, pero se necesitan más estudios para saber si contribuyen al cáncer de ovario», comenta la doctora Marina Walther-Antonio, investigadora del microbioma en el Centro de Medicina Individualizada de Mayo Clinic y autora del estudio.
«Nuestro objetivo final es comprender qué papel desempeña el microbioma en los cánceres ginecológicos. Estamos explorando varias vías potenciales: el papel en la causalidad de la enfermedad, el agravamiento de la enfermedad y la resistencia al tratamiento», afirma la doctora Walther-Antonio.
El estudio es una ampliación de varios otros publicados anteriormente por la doctora Walther-Antonio y su equipo que relacionan el microbioma con el cáncer de endometrio. En un estudio, el equipo descubrió que un microbio llamado Porphyromonas somerae desempeña un papel patógeno en el cáncer de endometrio a través de su actividad intracelular. Walther-Antonio afirma que la identificación de firmas del microbioma para predecir el desarrollo de neoplasias malignas podría conducir a la intervención antes de que los cánceres tengan la oportunidad de materializarse.
«Nuestro último estudio supone un salto importante hacia la comprensión del potencial pronóstico del microbioma y nos sitúa un paso más cerca de poder ayudar a nuestras pacientes», afirma Walther-Antonio.
Fuente: (EUROPA PRESS)