El joven acusado de haber patroneado una patera de Argelia a Cabrera con 30 personas a bordo el pasado agosto se ha declarado inocente, este lunes en la Audiencia Provincial, asegurando que fue un pasajero más y que pagó 1.700 euros por el viaje.
La Fiscalía pide seis años de prisión para el acusado, de 21 años de edad, de un delito contra los derechos de los ciudadanos extranjeros. Los investigadores le sitúan como el conductor de la patera porque aparece en un vídeo pilotándola y porque uno de los migrantes, que viajaba con su familia e hijos, le señaló como el patrón de la embarcación.
En la embarcación iban 30 personas, diez de ellas menores, pero según la Guardia Civil, cuando fueron interceptados sólo dos niños llevaban chaleco salvavidas. Dentro de la embarcación llevaban cinco chalecos para niños y algunos más para adultos, pero totalmente insuficientes para la cantidad de personas que viajaban a bordo.
La patera fue localizada el 3 de agosto por la mañana en las proximidades de Cabrera. Según la Fiscalía, la travesía se inició la mañana del día 2 desde Cap Djinet, en Argelia.
La Fiscalía sitúa al procesado a los mandos de la patera, que disponía de dos motores y no llevaba ningún tipo de matrícula. Asegura que el acusado «dirigió en todo momento» la embarcación durante unas 15 horas, hasta que se quedaron sin combustible y a la deriva durante toda una noche.
La embarcación fue detectada por el radar del Sistema Integrado de Vigilancia Exterior (SIVE) y una patrulla marítima de la Guardia Civil acudió a la zona para rescatar a sus ocupantes junto a Salvamento Marítimo.
La Fiscalía resalta en su escrito el peligro que supuso la travesía para los migrantes, dado que la patera «no cumplía con ningún estándar de seguridad marítima internacional» y «sobrepasaba con mucho su límite de capacidad de pasaje». Además, no disponían de radar, GPS o radio.
De hecho, la acusación pública señala también que en el momento del rescate se habían acabado las reservas de agua para los pasajeros. La Fiscalía resalta el hecho de que se quedaron toda la noche a la deriva, «a expensas de cualquier eventualidad que pudiese acaecerles en alta mar», como ahogamientos, hipotermias severas «y otras funestas consecuencias», y «sin posibilidad de comunicar con tierra».
El Ministerio Público sostiene que el acusado había sido designado como conductor de la embarcación por parte de una mafia asentada en Argelia dedicada de forma profesionalizada a este tipo de viajes. Según la Fiscalía, cobraban a cada adulto unos 1.600 euros en dinares argelinos.
Fuente: (EUROPA PRESS)