La ONG Manos Unidas ha denunciado que 2.000 millones de personas en el mundo viven sin agua potable, especialmente en las regiones más desfavorecidas del mundo, con motivo de la celebración, este miércoles 22 de marzo, del Día Mundial del Agua.
Según señala la ONG de la Iglesia católica, en gran parte del mundo occidental, acceder al agua es ’’tan sencillo como abrir un grifo’’ pero advierte de que, por el contrario, ’’en grandes zonas de África, Asia y América Latina, conseguir agua supone recorrer grandes distancias y enfrentarse a numerosos peligros para poder llenar siquiera una garrafa’’.
Además, precisa que el agua que se consigue no siempre es potable, lo que acrecienta los riesgos de sufrir enfermedades potencialmente mortales como el cólera.
Así lo explica el Diego Cano, misionero desde hace 10 años en Ushetu (Tanzania) y socio local de Manos Unidas en la zona. ’’En Occidente es muy común levantarnos, prender la luz del baño, abrir el grifo y tener agua. En África, es justamente algo extraordinario y, a veces, sucede que el agua está contaminada al no ser una excavación profunda y puede producir numerosas enfermedades’’, ha indicado.
Un efecto colateral de estos grandes desplazamientos, que muchas veces son realizados por mujeres y niñas, es que estas últimas se ven apartadas del sistema educativo, lo que perjudica seriamente sus opciones de un futuro mejor, según precisa.
’’En una región donde podemos pasar seis meses sin agua, un pozo de agua es una fuente de bendiciones, sobre todo para las mujeres y niñas, ya que se evitan las caminatas y el quedarse fuera del sistema laboral y escolar, respectivamente’’, añade el misionero.
En este contexto, y con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) como guía, Manos Unidas impulsó un proyecto en la diócesis de Ushetu, en Tanzania, ’Pozos que cambian vidas en Tanzania’.
Muchas de las 43 aldeas que componen esta diócesis están alejadas de la ciudad y llegar es a veces muy difícil o imposible, en determinados momentos del año, según explica Manos Unidas, al tiempo que añade que, en los meses de sequía, es ’’un verdadero problema’’ obtener agua.
Las mujeres y las niñas son las encargadas de conseguir el agua para la familia y deben caminar kilómetros por la tarde y de madrugada, con el peligro de ser atacadas por animales salvajes.
La Congregación del Verbo Encarnado, socio local de Manos Unidas, lleva en esta zona desde el año 2010 trabajando para mejorar las condiciones de vida de la población, y contactó con la ONG para facilitar el acceso al agua potable en la región.
Durante la ejecución del proyecto, se perforaron pozos comunitarios con bomba manual, uno por aldea. Además, se crearon Comités de Agua para gestionar la distribución y el mantenimiento futuro de los pozos y se impartieron cursos de formación acerca del uso responsable del agua.
El proyecto benefició directamente a toda la población de las tres aldeas: unas 14.000 personas. ’’Este pozo de agua ha ayudado mucho al progreso del pueblo y las 300 familias que lo habitan. En época de sequía, es una alegría saber que el agua está disponible de forma sencilla’’, ha comentado el líder de la aldea Illomelo, Charles Mhoja.
Fuente: (EUROPA PRESS)