El clérigo chií Muqtada al Sadr, una de las figuras más influyentes de Irak, ha anunciado este viernes la suspensión de las actividades políticas de su movimiento durante un año tras denunciar una crisis interna de carácter religioso y en un episodio más de su progresiva retirada de la vida pública después de su fracaso en las negociaciones para liderar un gobierno en Irak tras la victoria de su bloque parlamentario en las legislativas de 2021.
Esta decisión ha tenido lugar después de que un grupo de simpatizantes del clérigo –conocidos como ’’El Pueblo de la Causa’’– irrumpieran en la gran mezquita de Kufa, una de las más importantes del país, en la provincia de Nayaf, para declarar a Al Sadr como el prometido Mahdi (’’El guiado’’), una figura mesiánica y redentora del Islam y destinada a aparecer antes del fin de los tiempos.
Sucede que cualquier declaración popular de un mahdi es objeto de repulsa por chiíes y suníes. Para empezar, esta figura no aparece realmente en el Corán y, sobre todo, entienden que la designación de un mesías queda en manos exclusivamente de Dios.
Salí Mohamed al Iraqi, considerado como el portavoz oficioso de Al Sadr –quien tenía previsto acudir a la mezquita en el momento de la protesta– ha calificado a la facción del Pueblo de la Causa como un grupo de ’’corruptos’’ mientras el religioso ha descrito la irrupción como la expresión de una crisis interna dentro de su propio movimiento.
’’Estaría cometiendo un pecado si me ofreciera a reformar Irak sin arreglar antes el movimiento saderista’’, ha hecho saber el clérigo en su cuenta de Twitter, que tiene previsto cerrar mientras dure la suspensión de las actividades políticas de la organización.
El movimiento, no obstante, seguirá realizando actividades religiosas como la oración de los viernes y mantendrá abierta su organización dedicada a promover las enseñanzas del padre de Al Sadr, Mohamed Sadiq al Sadr, cuyo asesinato a tiros en 1999 desató una enorme protesta contra el régimen de Sadam Husein y terminó de consolidar a la familia Al Sadr como una de las fuerzas más importantes del país.
Cabe recordar que el movimiento saderista se ha ido encerrando cada vez más en sí mismo durante los últimos meses, en particular después de que Al Sadr anunciara en agosto del año pasado su salida personal de la política del país en medio de una ola de protestas de sus seguidores en la capital, Bagdad, que se saldó con al menos 35 fallecidos.
El derramamiento de sangre acabó por culminar meses previos de tensión en el país, entre constantes movilizaciones saderistas que desembocaron en la toma del Parlamento hasta en dos ocasiones para protestar lo que denunciaron como constantes maniobras de las formaciones proiraníes, grandes derrotadas en los comicios legislativos, para impedir la formación de un gobierno saderista.
Finalmente, en octubre del año pasado, acabó constituido un nuevo gobierno en Irak, liderado por el primer ministro iraquí, Mohamed al Sudani, y la coalición Marco de Coordinación, precisamente los grupos proiraníes tan criticados por los simpatizantes del clérigo.
Fuente: (EUROPA PRESS)