El presidente de la República Democrática del Congo (RDC), Félix Tshisekedi, ha reiterado que descarta dialogar con miembros del grupo rebelde Movimiento 23 de Marzo (M23).
’’No se trata de un diálogo político con este grupo. Lo digo y quiero dejar claro que nunca se tratará de eso’’, ha declarado el mandatario en una reunión con su homólogo suizo, Alain Berset, en la que han tratado la crisis humanitaria y de seguridad en el este del país africano.
Tshisekedi ha indicado que ’’a través de este tipo de diálogo se aprovechan’’ para ’’infiltrarse’’ y ’’crear afirmaciones falaces’’, por lo que ’’justificarán su agresión contra la RDC’’, según ha informado la emisora congoleña Radio Okapi.
Por otro lado, ha agregado que ’’todo está en marcha’’ para acelerar el proceso de desarme, desmovilización y reintegración de aquellos combatientes del M23 que acrediten su nacionalidad congoleña.
Mientras, el dirigente suizo, cuyo país presidirá el Consejo de Seguridad del la ONU en mayo, ha mostrado su compromiso a apoyar y dar visibilidad al Gobierno de RDC a nivel internacional.
EL M23 EXIGE DIÁLOGO POLÍTICO DIRECTO PARA EL DESARME El líder del brazo político del grupo, Bertrand Bisimwa, ha declarado que ’’mientras que no haya diálogo político directo entre el M23 y el Gobierno de Kinshasa para acordar vías y medios para acabar definitivamente con las causas de los conflictos’’, no habrá desarme ni desmovilización.
’’La causa del M23 es noble, justa y legítima para ser llevada y defendida hasta una respuesta que libere definitivamente a nuestros pueblos del calvario de una élite política depredadora que crea y mantiene las causas de los conflictos para obligar a sus ciudadanos al exilio y a la apatridia’’, ha declarado Bisimwa.
Además, el comandante en jefe del grupo rebelde, Sultani Makenga, ha sostenido, según ha indicado en un mensaje en su perfil de la red social Twitter, que ’’el chantaje’’ de las autoridades del país ’’sobre el acantonamiento y el desarme no afecta en modo alguno al M23’’.
El M23 es un grupo rebelde formado principalmente por tutsis congoleños y que opera principalmente en la provincia de Kivu Norte. Tras un conflicto entre 2012 y 2013, RDC y el grupo firmaron en diciembre un acuerdo de paz. En dichos combates, el Ejército de RDC contó con apoyo de tropas de Naciones Unidas.
El grupo lanzó una nueva ofensiva en octubre de 2022, recrudecida a partir de noviembre, lo que ha provocado una crisis diplomática entre RDC y Ruanda por su papel en el conflicto. Expertos de la ONU apuntaron en diciembre a la existencia de ’’pruebas sustancias’’ sobre una ’’intervención directa’’ del Ejército ruandés en el conflicto.
Igualmente, destacaron una colusión entre el Ejército congoleño y varios grupos armados, incluidas las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR) y los mai-mai, para combatir al M23, incluida la propuesta de grupos armados de ’’movilizar a 600 combatientes’’ para reforzar las filas de las Fuerzas Armadas.
Ruanda ha acusado a RDC de apoyar a las FDLR –un grupo armado rebelde fundado e integrado principalmente por hutus responsables del genocidio de 1994 en Ruanda– y de utilizar a las milicias mai-mai –milicias nacionalistas congoleñas formadas para defender su territorio tribal frente a los numerosos grupos rebeldes activos desde los noventa– en el marco del conflicto. Asimismo, ha denunciado discriminación y actos de odio contra la minoría tutsi en el país vecino.
Fuente: (EUROPA PRESS)