La guerra en Ucrania ha llevado a Europa los efectos que para los niños acarrean este tipo de contextos, a corto y a largo plazo. Cientos de menores han perdido la vida o resultado heridos, pero para la ONU los efectos físicos y psicológicos trascienden de lo inmediato y obligan a una protección específica de uno de los grupos más vulnerables en situaciones de conflicto.
La ONU conmemora cada 4 de junio el Día Internacional de los Niños Víctimas Inocentes de Agresión, para poner el foco principalmente en contextos de violencia como el de Ucrania y en otros más alejados del foco global, en algunos casos considerados crisis olvidadas. Cada vez más niños viven en zonas en conflicto –según un informe de Save the Children publicado en noviembre, ya son al menos 230 millones– y la de Ucrania es una crisis que no muestra visos de solucionarse.
El portavoz del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) en Ucrania, Damian Rance, advierte del ’’impacto dramático’’ que tiene el conflicto para las vidas y el futuro de ’’todos y cada uno de los 7,8 millones de niñas y niños del país’’, a quienes la agresión rusa ’’le ha robado sus cumpleaños, sus recuerdos escolares y su tiempo con amigos y familiares’’.
’’No hay un botón de pausa en la infancia’’, afirma Rance en declaraciones a Europa Press. Teme ’’daños graves y duraderos en la salud física, mental y emocional’’ de todos estos menores, que a día de hoy viven aún bajo ’’constantes alertas de ataques aéreos’’ o incluso con imágenes en su retina de los ’’horrores’’ que han visto o, en algunos casos, sufrido en sus propias carnes.
En este Día Internacional, ’’desde UNICEF recordamos que todos los niños y niñas ucranianos deben recibir apoyo para continuar aprendiendo ahora, para estar protegidos y para tener la oportunidad de alcanzar todo su potencial, independientemente de donde se encuentren’’, ha añadido Rance, teniendo en cuenta que ’’no podemos posponer la recuperación de los niños y niñas en Ucrania’’.
Vidas en el aire como la de Dmytro (nombre ficticio), que vive junto a su madre y sus seis hermanos en Chernígov, cerca de la frontera con Rusia y Bielorrusia. Cuando empezó la guerra, la familia se encerró durante un mes sin electricidad ni agua y, más de un año después, viven bajo constante alerta.
’’No hay ni un sólo día sin bombardeos’’, explica la madre, Olha, a Save The Children. ’’Los niños están acostumbrados. Cuando son muy fuertes, corren, pero si no los ignoran’’, explica este mujer, cuya familia recibe apoyo psicosocial para aliviar parte de las carencias que deja tras de sí la incesante violencia.
MÁS DE 500 MUERTOS La oficina de la ONU para los Derechos Humanos realiza su particular informe sobre las víctimas infantiles del conflicto, si bien asume que los datos reales serán considerablemente mayores por las dificultades para verificar las informaciones o la imposibilidad de recabar datos en ciertas zonas que siguen siendo inaccesibles, especialmente en el este de Ucrania.
Sin embargo, ya tiene confirmados al menos 525 niños fallecidos, mientras que la cifra de heridos ronda los 1.050. La jefa de la misión de observación de la ONU, Matilda Bogner, ha reconocido que hay ’’poco que celebrar’’ cuando los niños ’’siguen pagando un alto precio’’ por el conflicto desatado ya hace más de 15 meses.
El de Ucrania, además, es sólo uno de los múltiples focos de un mundo marcado por la violencia en diversos focos. Según UNICEF, desde el año 2005 más de 104.000 niños han muerto o han quedado mutilados, 93.000 han sido reclutados por grupos armados, unos 25.700 han sido secuestrados y más de 14.200 han sufrido violencia sexual en todo el mundo, entre otros datos.
Fuente: (EUROPA PRESS)