La cena que mantuvo hace una semana el expresidente de Estados Unidos Donald Trump con, entre otros, el supremacista blanco Nick Fuentes ha levantado también una ola de críticas entre sus propios compañeros del Partido Republicano, entre ellos conocidos aliados, que en el mejor de los casos muestran su total estupor.
Aquel ágape en su mansión de Mar-a-Lago, en el que también estuvo el rapero Kanye West –quien también se vio involucrado en una polémica por unos comentarios antisemitas hace unas semanas– ha copado la primera sesión del Senado de este lunes tras la vuelta por las vacaciones de Acción de Gracias.
«No tengo ni idea de lo que está pasando», ha dicho la vicepresidenta de los republicanos en el Senado, Joni Ernst, quien ha calificado aquello de «ridículo», un epíteto utilizado también por su compañera Shelley Moore Capito, quien ha reprochado a Trump no saber, como dijo, con quién estaba cenando aquella noche.
«Debería saber con quién está cenando (…) Creo que es ridículo estar sentado con alguien que defiende tales puntos de vista», ha dicho Capito, quien ha subrayado que cada uno es responsable de sus propias acciones, en respuesta a los intentos de Trump por eludir su responsabilidad.
Las reacciones dentro del Partido Republicano sobre este asunto rompen con la línea hasta ahora, ampliamente asumida, de ignorar cada vez que Trump protagonizaba algún tipo de polémica, en un momento además en el que crece el escepticismo por sus renovadas intenciones por ser la opción del partido en las próximas elecciones.
Ante esta posibilidad de ser de nuevo candidato republicano para la cita de 2024, el senador Mitt Romney ha expresado que episodios como aquel imposibilitan a Trump para ser presidente de Estados Unidos, recoge la NBC.
«No creo que deba ser el candidato de nuestro partido en 202 y en verdad no lo quiero colgando sobre nuestro partido como una gárgola», ha zanjado Romney, para quien Trump está siempre dispuesto a «degradarse» a sí mismo y al país.
Mientras tanto, algunos potenciales rivales de Trump, como el que fuera su vicepresidente Mike Pence, han aprovechado la coyuntura para remarcar que «demostró un juicio sumamente pobre» al dar cobijo en su mesa a Fuentes, «un nacionalista blanco, un antisemita y un negador del Holocausto».
No obstante, Pence ha echado una mano al expresidente y ha recordado que su hija Ivanka se convirtió al judaísmo por su yerno, Jared Kushner. «No creo que Donald Trump sea un antisemita. No creo que sea un racista o un intolerante. No habría sido su vicepresidente si lo fuera», dijo Pence este lunes en NewsNation.
Por su parte, el líder de la minoría del Senado, Mitch McConnell, ha señalado que abordaría la cuestión esta semana en rueda de prensa, mientras que en la Cámara de Representantes, el jefe de los republicanos, Kevin McCarthy, ha obviado el tema.