
Identificado por primera vez en diciembre de 2024, el asteroide 2024 YR4 ha suscitado un creciente interés en la comunidad científica debido al incremento en su probabilidad de colisionar con la Tierra. Este asteroide mide entre 40 y 90 metros de diámetro y viaja a una velocidad aproximada de 17,32 kilómetros por segundo.
Sin embargo, nuevas observaciones han llevado a la NASA a elevar este porcentaje al 3,1%, mientras que la Agencia Espacial Europea (ESA) sitúa la probabilidad en un 2,8%. Inicialmente, las probabilidades de que impactara contra la Tierra se estimaban en un 1%. Este aumento ha motivado a la ONU a poner en marcha el Protocolo de Seguridad Planetaria, diseñado para preparar a la humanidad ante una posible colisión.
Aunque el asteroide 2024 YR4 no representa una amenaza existencial para la humanidad, su impacto podría causar daños significativos si llegara a una zona habitada. Se estima que la explosión resultante tendría la fuerza de varios megatones, suficiente para destruir una ciudad y afectar un área de hasta 50 kilómetros alrededor del punto de impacto.
La trayectoria del asteroide sigue siendo objeto de intensos estudios, y los científicos utilizan telescopios en todo el mundo para mejorar la precisión de sus cálculos. En las próximas semanas, el telescopio espacial James Webb contribuirá a estos esfuerzos, proporcionando datos más detallados sobre la composición y la trayectoria del asteroide.
A pesar de que la probabilidad de impacto sigue siendo relativamente baja, el aumento en las cifras ha generado preocupación y ha llevado a las agencias espaciales a mantener una vigilancia constante. La comunidad científica sigue monitoreando de cerca al asteroide 2024 YR4, con la esperanza de que futuras observaciones puedan reducir la incertidumbre y, con suerte, descartar cualquier posibilidad de impacto.
Los expertos también están estudiando posibles medidas de mitigación en caso de que el riesgo de impacto aumente significativamente. Estas medidas podrían incluir misiones para desviar el asteroide de su trayectoria actual o, en casos extremos, para destruirlo antes de que alcance la Tierra.
Además de los telescopios terrestres y el telescopio espacial James Webb, se está considerando el uso de satélites para proporcionar observaciones adicionales y mejorar aún más la precisión de los cálculos. Este enfoque multifacético es esencial para asegurar que se tomen las decisiones correctas en caso de una amenaza inminente.
El público también está siendo informado sobre la situación a través de comunicados de prensa y actualizaciones periódicas de las agencias espaciales. La transparencia en la comunicación es clave para mantener la calma y la preparación ante posibles eventos astronómicos de este tipo.
La colaboración internacional es fundamental en la vigilancia y la gestión de amenazas espaciales. Países de todo el mundo están compartiendo datos y recursos para garantizar que cualquier posible impacto sea detectado y gestionado de manera eficiente.
El asteroide 2024 YR4 sigue siendo un objeto de intenso estudio y vigilancia, y la comunidad científica está comprometida a seguir monitoreando su progreso y a desarrollar estrategias para proteger a la Tierra de posibles colisiones en el futuro.