La Agencia Nacional de Policía de Corea del Sur solicitará llevar a cabo una investigación sobre el comisario local del distrito de Yongsan, en Seúl, y sobre el oficial encargado de la supervisión de las emergencias en el área metropolitana de la capital surcoreana.
La decisión tiene lugar después del aumento de las críticas a la Policía tras las revelaciones que describen que los agentes hicieron poco para evitar la estampida humana en una fiesta de Halloween en Seúl el pasado sábado, sobre todo después de que llegaran 11 llamadas de emergencia que alertaban sobre el hacinamiento cuatro horas antes de la aglomeración mortal, según ha informado Yonhap.
Por este motivo, la Policía Nacional surcoreana solicitará un equipo de investigación especial para investigar por negligencia de sus deberes a Lee Im Jae, el jefe de la estación de Policía de Yongsan que vigila el barrio de Itaewon –donde tuvo lugar el incidente–, y a Ryu Mi Jin, quien estaba a cargo del monitoreo de la situación en la Agencia de Policía Metropolitana de Seúl en ese momento.
Más concretamente, Ryu ha sido acusada de descuidar sus deberes de reconocer rápidamente la situación de emergencia y de informarla al jefe de Policía de Seúl y a la sala de situación de la Agencia Nacional de Policía.
Lee también descuidó sus deberes de comandar la respuesta policial a la estampida al llegar al sitio demasiado tarde y al informar tardíamente de la situación a niveles superiores, según ha detallado funcionares policiales a la citada agencia.
En este sentido, la Agencia Nacional de Policía ha apartado del servicio y ha puesto en «espera disciplinaria» a Ruy y Lee.
El último informe de la Sede Central de Medidas de Seguridad y Desastres surcoreano elevó a 156 los fallecidos y a 151 los heridos como consecuencia de la estampida humana que se desarrolló en la noche del sábado durante una celebración de Halloween en el barrio de Itaewon, en Seúl.
Hasta el momento, un total de 55 hombres y 101 mujeres han perdido la vida como consecuencia de este suceso, la mayoría tenían entorno a 20 años, aunque una decena de muerto superaban los 40, según han informado las autoridades y ha recogido la agencia de noticias Yonhap.
Una gran concentración de personas en un estrecho callejón de apenas cuatro metros de ancho muy cerca del Hotel Hamilton, con una pendiente que formaba una cuesta abajo, generó que las personas comenzasen a caer unas sobre otras, por lo que cientos de personas reportaron dificultades respiratorias y 45 fallecieron en el acto.