Al menos cinco personas han muerto, entre ellos dos niños, y otras 75 han resultado heridas como consecuencia de una serie de bombardeos de fuerzas del Gobierno sirio contra cinco campos de desplazados al oeste de Idlib, en el norte del país y casi en la frontera con Turquía, según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos.
La organización, con sede en Londres pero con fuentes en el interior del país, denuncia que los ataques han sido efectuados con al menos seis cohetes cargados con munición de racimo, declarada ilegal por las leyes de la guerra dado su alcance indiscriminado.
Estos cohetes habrían sido disparados, apunta la organización en su página web, desde «posiciones de las fuerzas del régimen» cerca del aeropuerto de Neirab, en Alepo.
Al menos una mujer ha fallecido también en estos ataques, que han alcanzado los campos de Maram, Watan, Wadi Haj Jaled, Baiba y Kafr Rouhain, así como la localidad de Maureen.
El lanzamiento de los cohetes se ha producido, según el Observatorio, al día siguiente de que cinco miembros de las fuerzas sirias en el suroeste de Idlib murieran en un bombardeo de un grupo afiliado al grupo yihadista Hayat Tahrir al Sham (HTS), el antiguo Frente Al Nusra, filial de Al Qaeda en Siria.
Hay que considerar que el HTS domina alrededor de la mitad de Idlib y las áreas limítrofes de las provincias vecinas de Hama, Alepo y Latakia. La región alberga a tres millones de personas, aproximadamente la mitad de las cuales son desplazadas.
A pesar de los enfrentamientos esporádicos, se ha respetado en mayor o menor medida el alto el fuego negociado en marzo de 2020 por Moscú, aliado de Damasco, y Ankara, apoyo de los grupos rebeldes. Sin embargo, la situación en el norte de Siria se ha recrudecido en los últimos días desde que el HTS tomara la semana pasada el control de la ciudad de Afrin, hasta entonces controlada por las milicias proturcas.