Las autoridades chinas han proseguido durante las últimas horas con su política de relajación de las restricciones contra la pandemia de coronavirus en las principales ciudades a pesar de que el país sigue padeciendo cifras casi sin precedentes de casos diarios, con 40.000 casos de media en la última semana.
De momento, las autoridades de la capital, Pekín, han cancelado las medidas que requerían la presentación de permisos de acceso al transporte público y residentes de ciudades como Chengdu o Cantón ya no tienen que presentar una prueba negativa de coronavirus para acceder a la mayoría de lugares públicos.
Todos los centros comerciales de Pekín abrirán sus puertas este sábado pero todavía no servirán comidas y será necesaria una prueba negativa para entrar en los comercios.
La capital, recuerda el ‘Global Times’, informó el viernes a media tarde de 1.738 nuevos casos en las últimas horas, de los cuales 123 fueron identificados en zonas fuera de cuarentena.
La agencia oficial de noticias Xinhua llegó incluso a publicar un editorial el pasado viernes en el que pedía el levantamiento inmediato de las medidas restantes tras avisar del gran impacto que ha representado la política de «cero COVID» declarada por las autoridades sobre la población.
Este hastío alcanzó un punto álgido la semana pasada, cuando el país se convirtió en escenario de protestas, especialmente en la región de Xinjiang, en el noroeste del país, donde murieron diez personas ante la tardía intervención de los bomberos precisamente debido a las medidas de control sanitario.