El Gobierno de Nueva Zelanda ha anunciado este lunes prohibiciones de viaje contra miembros de las fuerzas de seguridad de Irán vinculados con la muerte bajo custodia de Mahsa Amini, detenida por supuestamente llevar mal puesto el velo, y la represión de las protestas que estallaron tras el incidente, que se suceden desde hace cerca de tres meses y han dejado cientos de muertos.
Entre los 22 sancionados figuran el comandante de la Guardia Revolucionaria de Irán, Hosein Salami; el comandante de la fuerza Basij, Gholamreza Soleimani; el comandante de la Policía, Hosein Ashtari; y el jefe de la ‘policía de la moral’, Mohamed Rostami, según un comunicado publicado por el Ministerio de Exteriores neozelandés a través de su página web.
«Lo que le pasó a Mahsa Amini es inexcusable. Nueva Zelanda sigue del lado del pueblo de Irán, especialmente de las mujeres y las niñas», ha dicho la primera ministra neozelandesa, Jacinda Ardern, que ha indicado que «Nueva Zelanda siempre defenderá firmemente el derecho de protesta pacífica y de mayores libertades civiles y políticas y condena las acciones de las autoridades iraníes en su brutal represión de los manifestantes simplemente por pedir derechos básicos universales».
Así, ha incidido en que las autoridades del país oceánico «seguirán respondiendo junto a socios internacionales para condenar la violencia, buscar un mayor escrutinio de los sucesos en Irán, respaldar una investigación por parte de un organismo independiente externo y pedir a las autoridades que rebajen su respuesta y conmuten todas las sentencias a muerte».
La ministra de Exteriores de Nueva Zelanda, Nanaia Mahuta, ha reseñado que «las prohibiciones de viaje envían un mensaje de que no toleraremos la negación de los derechos humanos básicos y la represión violenta de las protestas en Irán», antes de agregar que las autoridades «siguen explorando otras medidas para enviar una señal clara de que la postura represiva contra su población deja a Irán fuera de los valores aceptados globalmente a nivel de Derechos Humanos».
«Nueva Zelanda ya ha aplicado sanciones contra personas y compañías iraníes bajo las sanciones de Naciones Unidas, que implican congelaciones de bienes y prohibiciones de exportación. Hoy vamos un paso más allá para actuar contra oficiales vinculados con la muerte de Mahsa Amini y la represión de las protestas posteriores», ha explicado, antes de detallar que entre los afectados hay miembros de la ‘policía de la moral’ y de la Guardia Revolucionaria.
Mahuta ha recordado además que el país «apoyó los esfuerzos en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU» para sacar adelante una resolución que pide crear una misión de investigación sobre violaciones de los Derechos Humanos en Irán, antes de reseñar que «además de los esfuerzos multilaterales, se han adoptado medidas directas para rediseñar la relación con Irán, incluida la suspensión indefinida del Diálogo sobre Derechos Humanos y pedir a los viajeros neozelandeses en Irán que se vayan del país».
«También hemos apoyado iniciativas internacionales para respetar la libertad de los medios y condenar los bloqueos a Internet en Irán. Estas prohibiciones de viaje no son el final de nuestras sanciones. Se está considerando agregar a otras personas y nuevas medidas», ha zanjado la titular de la cartera de Exteriores de Nueva Zelanda.
La Guardia Revolucionaria de Irán confirmó recientemente que más de 300 personas han muerto desde el inicio de las protestas, en el que supuso el primer balance oficial desde el inicio de las movilizaciones por la muerte de Amini, miembro de la minoría kurda iraní. La cifra es inferior a la facilitada por ONG, que apuntan a más de 400 muertos a causa de la represión por parte de las fuerzas de seguridad.