El primer ministro en funciones de Líbano, Nayib Mikati, ha prometido este viernes «castigar» a los responsables de la muerte el miércoles de un ‘casco azul’ de la Fuerza Interina de Naciones Unidas para Líbano (FINUL) en la localidad de Al Aqbiya, situada en el sur del país.
«El ambiente en el que trabajan los soldados internacionales es bueno y continúan las investigaciones en torno a la muerte del soldado irlandés. El que sea declarado culpable recibirá su castigo», ha manifestado, según ha informado su oficina a través de una serie de mensajes en su cuenta en la red social Twitter.
Mikati, que ha visitado la sede de la FINUL en Naqura para reunirse con el jefe de la misión, Aroldo Lázaro Sáenz, ha recalcado que «lamenta profundamente» el suceso y ha ensalzado la «contribución» de los ‘cascos azules’ a «la paz y la estabilidad en el sur de Líbano».
«Estoy aquí para afirmar nuevamente que el pueblo libanés, y yo personalmente, apreciamos profundamente el trabajo que realizan junto al Ejército para mantener la paz y la calma en el sur (de Líbano)», ha afirmado, antes de tener palabras de recuerdo para «los mártires de estas fuerzas, cuya sangre se ha mezclado con la sangre de los mártires del Ejército y la población del sur».
Por último, ha dicho que «Líbano está comprometido a aplicar la resolución 1701 del Consejo de Seguridad de la ONU, respeta las resoluciones internacionales y pide a la ONU que obligue a Israel a aplicarlas totalmente y poner fin a sus repetidas agresiones contra Líbano y a sus violaciones de su soberanía por tierra, mar y aire».
La muerte del ‘casco azul’ irlandés tuvo lugar cuando personas no identificadas realizaron disparos con armas cortas contra dos vehículos blindados que transportaban a ocho militares a la capital, Beirut, según indicaron el jueves las Fuerzas Armadas irlandesas.
Por su parte, el encargado de coordinación del partido-milicia chií Hezbolá, Uafiq Safa, señaló que el suceso no fue «intencionado» y desvinculó al grupo de lo sucedido. Asimismo, trasladó sus condolencias a la FINUL y pidió investigar lo sucedido.
La FINUL fue desplegada en el país en 1978 y restaurada después del conflicto de 2006 entre Israel y el partido-milicia chií libanés Hezbolá, que duró poco más de un mes y que se saldó con la muerte de unas 1.200 personas en Líbano –la mayoría civiles– y 160 israelíes –la mayoría soldados–, así como con importantes daños materiales en el país árabe.
La resolución 1701 pide el fin del conflicto, la retirada de las tropas israelíes de Líbano y el despliegue en el sur del país de las fuerzas libanesas y de la propia FINUL. Asimismo, contempla el desarme de todos los grupos armados en Líbano, lo que implica a Hezbolá, y que no haya otras fuerzas armadas ajenas a las de la FINUL y Líbano al sur de río Litani, lo que implica tanto a Israel como al partido-milicia libanés.